¡Chile, no sigas a Argentina!

Muchos ciudadanos chilenos, curiosamente, observan el caso argentino como un modelo a seguir e imitar. Se suele argumentar que la educación y la salud son gratuitas. También, algunos festejan que los servicios de pensiones se estatizaran; e incluso se observan alusiones al encarcelamiento de Videla. Sin embargo, vale preguntarse: ¿Cómo funcionan la educación y salud gratuitas? ¿Qué consecuencias tuvo estatizar las AFJP? ¿Fue bueno el encarcelamiento de Videla?

Sí, es cierto, la educación es gratuita en Argentina y el gasto público en educación es grande, alcanzando el 6,3% del PIB, según un informe de la OCDE de diciembre de 2014. La cifra de Argentina supera el promedio de la región; de todos modos, no alcanza sólo con gastar sino que es importante ver la eficiencia del gasto, y es precisamente en este punto donde Argentina hace agua por todos lados. Más aún, Argentina posee el récord de participación en la educación secundaria. Sin embargo, es el resultado final el que revela la ineficiencia del gasto, ya que Argentina también posee un récord en deserción escolar.

Mientras la presidenta, Cristina Kirchner, alardea con el dato de la OCDE, omite el de la Unesco, donde se observa que Argentina ocupa el puesto número 11 entre 13 países en deserción escolar. Sólo 43% de los estudiantes terminan la secundaria en el tiempo esperado. No pareciera conveniente seguir un modelo que gasta tantos recursos en educación con paupérrimos resultados, ya que no solo la deserción es alta, sino que los resultados de la prueba PISA son cada vez más lapidarios para Argentina. Y eso que el gasto salarial en educación es 50% mayor que en países avanzados. ¡Chile, no sigas a Argentina!

Los hospitales también son gratuitos en Argentina y es el perfecto caso para mostrar que “lo que es de todos no es de nadie” y por lo tanto no hay incentivos para cuidarlos. El estado de los hospitales argentinos es realmente malo. Un informe del programa de televisión argentino Periodismo Para Todos mostró que a pesar de las altas inversiones en el sistema de salud pública, los servicios son peores que en países que invierten la mitad de los recursos.

En diversos casos se observan retrasos en cirugías debido a que falta un anestesista o a que no hay instrumentos quirúrgicos o insumos. Debido a esta escasez de materiales se han observado pacientes utilizando sillas de ruedas de plástico. También pueden verse demoras y aparatos rotos.

El aumento del gasto no ha evitado que se vean situaciones similares a las que se ven en Chile, así pueden llegar a transcurrir entre cuatro a seis meses entre pedir un turno y ser atendido. Para operaciones programadas el retraso puede llegar a nueve meses. Lo irónico es que Buenos Aires posee el presupuesto más alto del país en salud. En 2014, este se incrementó 33% pero no se observan resultados en la calidad de los servicios. ¡Chile, no sigas a Argentina!

Por otro lado, tampoco fue buena la estatización de las AFJP, las pensiones. Si bien existe un continuo debate acerca de si debieran ser privadas o públicas, tal vez lo más sano es el sistema mixto, ya que le da la opción de elegir a los ciudadanos. Aquel que quiera una entidad privada podrá hacerlo, al igual que la persona que opte por un sistema público de pensiones.

Sin embargo, financiar el populismo no es barato en Argentina, y comenzó a hacerse con los ahorros que hicieron por decenas de años millones de argentinos. Además, eliminando la opción de elegir a las personas. ¡Chile, no sigas a Argentina!

Iván Cachanosky, Panampost

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